Editorial - 28 de Septiembre

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Polisemia es un concepto que hace referencia a la cualidad que tienen ciertos terminos para albergar más de un significado. Característica, que nos permite utilizar la misma palabra para referirnos tanto a un pequeño cordón montañoso como a un simple instrumento para cortar madera. A su vez son, por tanto, palabras que necesitan imperiosamente de un contexto para determinar su verdadero significado.
Una de las palabras más polisémicas del castellano es, sin duda alguna, la palabra “PARO”. Puede hacer referencia a una simple acción física destinada a erguir un cuerpo, a pararlo para que se sostenga, o lo sostengan.
Paro”, en España hace referencia a los índices de la desocupación, mientras que en la Argentina se refiere a la acción organizada de los trabajadores para demandar por sus reivindicaciones políticas y gremiales. De hecho, el propio sentido físico de la palabra tiene dos acepciones: “paro” en tanto yergo, o “paro”, en tanto freno.
Es por ello que este tipo de palabras dependen enteramente de su contexto. Los sindicalistas en España buscan parar a sus bases para poner un freno a las políticas de ajuste y recorte del gobierno de Zapatero. Las pasadas elecciones legislativas en Venezuela han sido interpretadas por los Mass - media como un freno a las pretensiones chavistas; otros, como nosotros, gustamos entenderlas como un triunfo de la revolución bolivariana que ha salido y sigue saliendo muy bien parada. Se levantaron, y frenaron las pretensiones imperiales más descaradas, los guerrilleros y guerrilleras del Vietcong hace ya varias décadas.
En definitiva así funciona la polisemia. Las posibilidades de un nuevo del triunfo del Partido de los Trabajadores en Brasil, hacen que la derecha asociada a los monopolios comunicacionales se pare con el único objetivo de frenar los avances de la centro - izquierda brasileña. Como cuando aquellas y aquellos que quieren frenar la Guerra en Colombia, son parados por los organismos judiciales al servicio del establishment . O como en Somalia, donde aquellos que no hicieron nada para parar años de guerras civiles, hoy pretenden frenar sus consecuencias.
Quizá por eso sea que muchas veces pensar la realidad del mundo que vivimos se presente como una tarea verdaderamente complicada. Así que los y las invitamos a parar. A que hagamos un “paro”. Pero un “paro” que tenga varios sentidos, aunque en una única dirección.
Primero, los invitamos a parar. A detener la pelota que nos tiran en cadena los monopolios de la comunicación, para poder comprender un poco más el mundo en que vivimos. En segundo lugar nos invitamos a todos y todas a pararnos. A levantarnos ante aquello que nos indigna y nos da rabia, a pararnos enérgicamente frente aquellos que nos plantean un mundo miserable y sin sentido. Y por último nos invitamos a que hacerle un “paro” a todos aquellos que pretenden imponer un único sentido al planeta que habitamos.
Hoy, nuevamente, desplegamos nuestro Catalejo y volvemos a invitarlos a la Azotea para que lo usen. En definitiva, nada más ni nada menos que un instrumento que nos permita discernir, porque sería fantástico poner las palabras en un contexto que le den nuevos sentidos, a esta polisémica realidad del mundo en que vivimos.

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