Indignación. Sorpresa. Inquietud. Bronca. Preocupación. Información. Rabia. Urgencia. Pasión...

Dificilmente las palabras puedan expresar, lo que los pueblos latinoamericanos vivimos días pasados frente al arrojo destituyente que enfrentó el Gobierno Constitucional Ecuatoriano. Con el correr de las horas, al calor de la consolidación de la excusa gremial como intento de Golpe de Estado; el secuestro del Presidente Correa y los tiros en el hospital, amenazaron los procesos de transformación que se despliegan en Latinoamerica.

Una ola contra la posibilidad de cambio en el porvenir de nuestro continente intenta cobrar fuerza. Los procesos de transformación en Venezuela, Ecuador, Bolivia, Cuba, y Paraguay, están en la mira del poder hegemónico. La razón, es simple: más allá de las particularidades, matices y contrapuntos, todos simbolizan y representan la posibilidad de los nuestros pueblos empiecen a construir sus propios destinos. Demuestran que es posible vivir y convivir sin bases militares extranjeras. Intentan plantear patrones de vida y consumo que no se basan en saquear los bienes de la naturaleza, sino en convivir en armonía.

El uso de la represión por parte de las clases dominantes norteamericanas, para garantizar e imponer sus privilegios a todos los habitantes al Sur del Río Grande, parece volver a ser su táctica predilecta, cuando paulatinamente los distintos canales para construir consenso se les acotan, cuando ven que millones dejan de comprar espejitos de colores e intentan ir más allá del discurso único de la frivolidad, el derroche y el consumismo. Cuando caen en la cuenta de que su herramienta predilecta, SU Estado, SU Burocracia, SU Poder Judicial, SU Poder Legislativo, SU Poder Ejecutivo, empiezan a ser atravesados por quienes siempre la miraron de afuera, por las organizaciones sociales, por las propuestas de base, por el Poder Popular.

Mientras tanto, los pueblos de Latinoamérica siguen demandando. Por que la derrota de la intentona golpista en Ecuador, como sucedió en Venezuela en 2002 o en Bolivia en 2006, además de evidenciar los planes de las clases dominantes, demostró que sin empapar de poder al Pueblo, sin organizar y alentar la participación de cada vez más sectores, es imposible pensar en transformar nuestros países. Porque sin construir nuevos espacios, nuevas formas, nuevas propuestas, nuevos horizontes, dificilmente podamos pensar en garantizar salud, educación, trabajo, cultura y deporte par a todos y todas.

Hoy extendemos el Catalejo para mirar Ecuador. Hoy extedemos el Catalejo para mirar Bolivia, Venezuela, Brasil, Cuba, Chile, Nicaragua. Hoy esta herramienta para la construcción de conocimientos, para el debate y la participación, apunta al Continente de la Esperanza. Desde la Radio Comunitaria marplatense, una vez más, para Golpear, al Pensamiento Único.