Editorial - 23 de Noviembre

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Durante generaciones enteras, en la infancia, la anécdota de Caperucita y el Lobo sirvió como excusa para demostrar los efectos de caer en la tentación de no ver detrás de lo evidente, detrás de las amenazas que se escudan tras disfraces bonitos. El Lobo disfrazado de Abuela, intenta engañar a Caperucita.

Desafortunadamente, la carencia de ideas que poseen los sectores hegemónicos, o mejor aún, la imposibilidad de convencer a alguien con sus verdaderas ideas, ha llevado a sus ideólogos, sus cabezas pensantes, a desplegar los esfuerzos en transformar el discurso político en una cuestión de marketing. Hoy la política que proponen los defensores de lo instituído, trasunta en una sola cuestión: vender candidatos. Y medir en las encuestas, diarias, permanentes, la influencia de sus distintas políticas en la opinión pública. Cuáles medidas “restan”, “suman”, a la imagen del candidato. El Lobo de Caperucita. Recargado.

Pero producto de las nuevas correlaciones de fuerzas, favorables a la organización y la construcción del Poder Popular. el resurgimiento del Socialismo, esta vez ya no Real, sino del Siglo XXI, a los estos sostenedores de la exclusión social y la concentración del Capital, les resulta cada vez más difícil seguir disfrazando, sus ideas y sus intereses.

El papel de Estados Unidos y particularmente de su Presidente, en la recientemente finalizada Cumbre de la OTAN es cabal muestra de cómo lograron las grandes cadenas de construcción de legitimidad, “Medios Independientes”, un disfraz de algo nuevo tan vago como “El Cambio”, para algo que nada cambia, sino por el contrario, profundiza. La OTAN como Gendarme Mundial, Barack Obama como un Encantador de Serpientes, definió uno de quienes siempre logró sacar los disfraces.

Los estudiantes británicos, cansados ya de que les vendan Gato por Liebre, soprendieron a propios y extraños, colmando las calles contra lo que se disfraza con eufemismos, con grandes apelaciones a la necesidad y la gravedad que presenta la situación, pero que no deja de ser lo mismo de siempre: hacerle pagar a muchos la fiesta de unos pocos. Cargar, aún más, la crisis sobre los Trabajadores y el Pueblo.

Los Ejércitos latinoamericanos, tradicionalmente disfrazados de nacionales, pero materialmente controlados por ideas de la Seguridad Nacional y el Enemigo Interior, al calor de las tranformaciones que el Pueblo y los Gobiernos que mejor lo interpretan vienen llevando a cabo, empiezan a escuchar otras voces, a la par que se saca la careta, el disfraz de quienes quieren seguir utilizandolos como garantía de su opulencia y frivolidad.
En nuestra América, muchas historias de disfraces y traiciones condicionaron la historia. Uno que supo de disfraces y traiciones, sin duda, fue Emiliano Zapata durante el proceso de la Revolución Mexicana, tema el cual nuestro Catalejo de hoy intentará mostrarnos.

Porque, como desde hace 25 Martes, este espacio comunicacional es un intento, una apuesta a ver más allá de lo evidente para descifrar qué nos esconden los disfraces de quienes tras caras bonitas intentan engañarnos. Y, también, por qué no, pensar en poder ver a aquellos que se disfrazan de amigos, cuando lejos están de serlo.

Desde la Radio Comunitaria marplatense, este instrumento que sigue intentando conocer, pensar y discutir el Mundo en que vivimos, se pone en marcha una vez más para darle pie al debate, al intercambio. Comienza Catalejo, para intentar sacarle el disfraz, una vez más, a los que nos quieren chamuyar.

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